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martes, 25 de septiembre de 2012

¿Dios Llama A Todos?

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Recientemente he recibido algunas variaciones a la pregunta del título de este estudio, así que puedo asumir que la misma está en la mente de muchas otras personas. Aquí les presento una pregunta representativa así como mi respuesta.

Pregunta. En un reciente artículo usted dijo, “Romanos 8:29-30 nos dice que Dios conoció de antemano a cada persona desde el principio de la era del hombre que escogería aceptarlo a Él como su Salvador. Él predestinó a todos ellos para que tuvieran un lugar en Su reino. Y en el momento apropiado en la vida de ellos Él llama a cada uno, y cuando estos responden Él los justifica.”
Pareciera que usted está diciendo que Él solamente llama a aquellas personas quienes en Su conocimiento previo sabía que responderían, y no llama a los demás que Él sabía no responderían. Yo siempre he creído que Dios llama a todas las personas, y algunas responden y otras no. Y Mateo 22:14 dice que muchos son los llamados pero pocos los escogidos. ¿Cómo puede usted explicar esto?
Respuesta. Para comenzar, repasemos Romanos 8:29-30 porque su lenguaje es crítico para nuestro entendimiento. En la versión original de la Biblia NVI, que es la que por lo general cito, leemos así:
“Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.”
Esto es consistente con el texto griego que la Biblia Versión Reina Valera 1960 traduce como sigue:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
El vocablo griego traducido “conoció de antemano” significa tener un conocimiento previo, o conocer con anterioridad, y la palabra traducida predestinó significa asignar. La palabra traducida llamar proviene de la raíz que significa mandar, ordenar, o alentar. Justificar significa rendir a una persona como justa, y glorificar significa alabar, elogiar, aumentar o celebrar, hacerlo glorioso.
En términos simples Pablo estaba diciendo que Dios tenía un conocimiento previo de todas las personas que lo escogerían a Él y nos asignó un lugar en Su reino en ese momento. Usted podría decir que Dios hizo una reservación para nosotros por adelantado. En el momento apropiado en nuestra vida Él nos anima a tomar la decisión que Él de ya sabía que tomaríamos, y cuando lo hicimos Él aplicó el pago que Él ya había hecho por nuestros pecados, totalmente borrando la pizarra y justificándonos así como Él es justo. En el Rapto/Resurrección Él nos glorificará para siempre. Hasta aquí todo bien.
Ahora miremos a lo que Pablo no dijo. Él no mencionó ninguna pérdida entre cualquiera de los cinco pasos. Los que Dios conoció de antemano son los que Él predestinó. Los que Él predestinó son los que Él llamó. Los que Él llamó son los que Él justificó, y los que Él justificó son los que Él glorificó. Ninguna persona se cae en las rajaduras, y ninguna entra en el proceso a la mitad del mismo. Él conocía a todas las personas antes que Él empezara y Él no pierde a ninguna de ellas en el proceso.
(Nota: Todas las citas son tomadas de la Biblia NVI.)
Juan 6:37-40 confirma lo anterior en términos ciertos.
“Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo. Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.”
Entonces, ¿cómo reconciliamos esto con Mateo 7:7-8 que dice:
“Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.”
O con Juan 3:16 que nos dice,
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
O Romanos 10:13,
“Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.”

 Ya Era Tiempo

La respuesta se encuentra en nuestro entendimiento del tiempo. Como seres físicos estamos gobernados por las leyes del tiempo. Estas leyes nos restringen de dos maneras importantes. Solamente podemos mirar hacia atrás y movernos hacia adelante. Podemos ver el pasado, pero no podemos volver allí para cambiarlo. Nos estamos adentrando constantemente en el futuro, pero no sabemos lo que el futuro nos depara.
Pero Dios no tiene esas limitantes. Él puede ver el fin desde el principio, y conocía todo lo que sucedería en Su creación antes de que sucediera (Isaías 46:10). Sin embargo, el conocer todo desde el principio no es lo mismo que controlar todo lo que sucede. Dentro del contexto del tiempo, nosotros tomamos nuestras propias decisiones y somos responsables de nuestras propias acciones.
Podemos demostrar esto de una manera simple cuando miramos un video de un evento deportivo que ya ha sucedido. Cuando se tomó el video los jugadores y entrenadores hacían el mejor esfuerzo para ganar, empleando ciertas estrategias durante el juego las cuales ellos creían que les ayudaría a ganar, y cambiando esas estrategias cuando la situación lo ameritaba.
Cuando estamos mirando ese video no estamos controlando el comportamiento de los jugadores puesto que ya sabemos el resultado que producirá su comportamiento. Y así que mientras están haciendo lo mejor que pueden creyendo que van a ganar, ya nosotros sabemos el resultado antes de empezar a mirar ese video.
La vida es infinitamente más compleja pero el principio es el mismo. Igual que los jugadores en el juego, nosotros tomamos nuestras propias decisiones acerca de cómo vivir nuestra vida, pero Dios conoce cual va a ser el resultado de esas decisiones, y Él sabía eso desde antes que nuestra vida empezara.
Aquí es donde está la gran diferencia entre Dios y nosotros. Mientras que miramos ese video, estamos limitados a ser observadores pasivos. Nada podemos hacer para influenciar el comportamiento de los jugadores. Pero Dios no se contenta de ser un observador pasivo. Él quiere que todos sean salvos, y de manera continua obra para influenciar nuestro comportamiento.
“El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan” (2 Pedro 3:9). “Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).
Él solamente llama a aquellas personas que Él sabe van a responder, pero Él está determinado que todas las personas tengan la oportunidad de responder. Nadie podrá decir que Dios no los persiguió hasta el mismo final. Él colocó una evidencia tan clara de Su existencia en la Creación de que nadie podrá fracasar en verla (Romanos 1:20). Él nos ama tanto que envió a Su único Hijo para morir por nuestros pecados para que cualquier persona que crea en Él no se pierda sino tenga la vida eterna (Juan 3:16). Él envió a Sus discípulos a todas las naciones para enseñarnos acerca de Él (Mateo 28:18-20) y prometió que el fin no llegaría sino hasta que el Evangelio haya sido predicado en todo el mundo como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14).
A pesar de que Él sabe que la mayoría de la humanidad lo va a rechazar, Él no se da por vencido de nosotros sino hasta que exhalemos nuestro último suspiro. Es casi como si Él estuviera esperando ser sorprendido por alguna persona inesperada.
Esto explica la frase de “muchos son los llamados y pocos los escogidos” en Mateo 22:14. La palabra griega traducida llamados en la Biblia Versión Reina Valera 1960 de Mateo 22:14 no es la misma palabra que Pablo usa en Romanos 8:29-30. Mateo usa una palabra que realmente quiere decir invitados, como la tiene la NVI, mientras que Pablo usa una palabra que es más como una orden. Pero ustedes no tienen que saber griego para ver esto. Recuerden, Mateo 22:1-14 nos cuenta la parábola del banquete de bodas, y las personas son invitadas a una boda. A estas personas no se les ordena atender. Este es un buen ejemplo del por qué es importante considerar el contexto dentro del cual se usa una palabra o frase al tratar de interpretarla.
Dios “invita” a muchas personas pero Él solamente les “ordena” a aquellas que van a llegar. (Personalmente yo creo que todas las personas reciben por lo menos una invitación bona fide durante su vida. De otra manera Él no podría condenar a las que le han rechazado.)

Creación Y Procreación

Algunas personas han preguntado, “Si Dios sabía desde la creación del mundo quiénes lo escogerían y quienes no, ¿por qué les permite nacer a aquellas personas que no lo van a escoger a Él?”
Después de la creación Dios delegó la producción de hijos al hombre (Génesis 1:24). A eso le llamamos procreación. Es mi opinión que Él ya no controla quien va a nacer y quien no. Nosotros lo hacemos. Pero Él nos conoce desde el momento que somos concebidos (Salmo 139:13) y Él insiste que cada persona que es concebida tiene el derecho de nacer y la oportunidad de escoger el vivir eternamente con Él. Esto es consistente con Su carácter. Siendo solamente Dios, él no podría hacernos responsables de nuestras elecciones sin darnos la oportunidad de tomarlas.
Entonces, a pesar de que Él conoce por adelantado quien lo escogerá a Él y solamente llama a aquellas personas que lo hacen, Él no toma las decisiones por nosotros. Eso lo hacemos nosotros. Todas las personas que clamen el nombre del Señor serán salvas, pero Dios ya sabía quienes son esas personas que clamarán Su nombre y ha preparado un lugar en Su reino para nosotros.

La Puerta de Ironside

H. A. Ironside (1876-1951) era un popular pastor y maestro autor de más de 60 libros sobre varios tópicos de la Biblia. Al hacerlo nos brindó una ilustración de este punto la cual se conoce popularmente como la Puerta de Ironside.
Cuando entramos a un edificio grande llegamos a una puerta que tiene un letrero afuera. Este dice, “Quien quiera que lo haga puede entrar.” Al abrir la puerta entramos a un salón de banquetes que se extiende hasta donde la vista puede ver, bellamente arreglado para una celebración enorme. Caminando entre las filas de mesas cubiertas de lino fino y adornadas con interminables juegos de loza china, plata y cristal, quedamos asombrados al ver una tarjeta de reservación con nuestro nombre en ella en uno de los lugares. Mirando hacia atrás a la puerta por la que acabamos de entrar vemos otro rótulo en la parte de adentro. Este dice, “Ordenado desde la fundación del mundo.”
Todas las personas pueden elegir entrar en el Reino de Dios, pero cuando lo hacemos descubriremos que Él tenía un lugar reservado para nosotros desde el inicio del tiempo. Selah 22/09/12


Título Original: Does God Call Everyone?
Traducido por Walter Reiche B

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Por Qué Ezequiel 38 Será Antes De Daniel 9

Un Comentario Bíblico por Jack Kelley

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la transgresión, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.” (Daniel 9:24-25)

Los dispensacionalistas creen, con muy buena razón, que queda una semana por cumplirse de la promesa que el Ángel Gabriel pronunció a Daniel cerca del final del cautiverio en Babilonia. Nosotros conocemos esta profecía como las Setenta Semanas de Daniel. Cada semana en la profecía representa un período de siete años. 69 de esas semanas (7 más 62) ya sucedieron cuando el Mesías se presentó a Sí mismo a Israel como su Rey en el único día de Su vida en que lo hizo. En nuestro calendario, ese día se conoce como el Domingo de Ramos.
En esta profecía 69 semanas corresponden a 483 años (69×7). Este es el tiempo exacto que ha transcurrido desde que Artajerjes Longimano emitió el decreto que le permitió a Nehemías empezar a reconstruir Jerusalén (Nehemías 2:1-10). (La ciudad había sido destruida cuando el ejército de Nabucodonosor conquistó Judá y se llevó cautivo al pueblo a Babilonia.) La profecía de Daniel se estaba cumpliendo al detalle, y el fracaso de Israel en darse cuenta de ello marcó el principio del fin de ellos (Lucas 19:41-44).
“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones” (Daniel 9:26).
La palabra hebrea para El Ungido es Mesías. Cuatro días después que Él se les presentó, ellos lo ejecutaron, le quitaron la vida. Nada de lo que el ángel Gabriel le prometió a María (Lucas 1:32-33) se había cumplido. Tres días después de eso Él resucitó de entre los muertos, cumpliéndose así una señal que Él mismo les había prometido a los líderes religiosos para demostrar Su autenticidad, la señal del profeta Jonás (Mateo 12:39-40). Él les dio 40 días adicionales para que reconocieran el cumplimiento más dramático de una señal profética en la historia de la humanidad, y que lo aceptaran como su Mesías, y cuando no lo hicieron Él ascendió al cielo, cumpliendo así otra profecía en el proceso.
“Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15).
Cerca de 38 años después los ejércitos romanos destruyeran la ciudad y el santuario, y para todo propósito práctico, la nación de Israel dejó de existir. Pero unos pocos años antes que eso sucediera, el liderazgo judío del movimiento cristiano llamado la Iglesia se había dividido acerca de otro asunto de si los gentiles que llegaban al cristianismo debían primero estar bajo la Ley. En otras palabras, ¿debía un gentil ser primero judío antes de ser cristiano? La pregunta no mencionada que los acechaba era aún más problemática para ellos, y era, “Si no, ¿qué será de Israel”? A ellos se les había enseñado que el único camino a Dios era por medio de Israel. ¿Es que eso se estaba cambiando?

El Concilio De Jerusalén

Todos se reunieron en Jerusalén, en donde Jacobo, el medio hermano del Señor y cabeza de la Iglesia en Jerusalén aclaró todo. Israel está siendo temporalmente puesta a un lado, les dijo, mientras el Señor toma de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre. Después de eso restaurará a Israel para permitirle al remanente de la humanidad una oportunidad más para buscarlo a Él (Hechos 15:13-18). Por consiguiente, los gentiles no están obligados a convertirse al judaísmo en el proceso de ser cristianos.
La palabra griega traducida “tomar” en Hechos 15:14 significa ser alejado del propósito de uno mismo y la frase “tomar de ellos” significa remover de un lugar y tiempo específicos. Antes de restaurar a Israel a la comunión con Él, el Señor tomará un pueblo para Sí fuera del tiempo y lugar de los gentiles. Jacobo estaba describiendo el Rapto de la Iglesia y diciendo que eso sería antes de la Semana Setenta de Daniel.
Pablo, quien se encontraba en esa reunión, confirmó eso al decir que Israel ha sido cegado en parte hasta que se complete el número de los gentiles. Después de eso Israel será salvo (Romanos 11:25). Como lo he indicado en estudios previos este es otro testimonio de que el Rapto de la Iglesia va a preceder la restauración y redención de Israel. De estas dos profecías es que entendemos que el rechazo del Mesías por Israel no terminó con el Antiguo Pacto. Simplemente interrumpió los 490 años de la duración de después del exilio por siete años de su tiempo señalado. Después de que la Iglesia se haya ido esos siete años restantes deben de completarse.
“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador (Daniel 9:27).
Los últimos siete años empezarán con la firma de un pacto por el “príncipe que ha de venir” mencionado en Daniel 9:26. Gabriel dijo que este líder saldrá del pueblo que destruiría la ciudad y el santuario después de la ejecución del Mesías. A la mitad de esos siete años este príncipe le pondrá fin a los sacrificios y a las ofrendas al colocar la abominación desoladora la cual lanza los 3-1/2 años de la Gran Tribulación (Mateo 24:15-21).
Uniendo todo lo anterior ustedes empezaran a ver por qué yo creo que el Rapto de la Iglesia será antes del comienzo de la Semana Setenta de Daniel que hace falta que se cumpla. De acuerdo a estas profecías la Iglesia tiene que haberse ido antes de que Israel regrese a su relación de pacto con el Señor.

Y Eso No Es Todo

Pero el propósito principal que tengo para repasar todo esto con ustedes es para poder encontrar la respuesta a una pregunta muy importante, que es la siguiente. ¿Qué evento va a hacer que Israel de un momento a otro, siendo un país predominantemente secular, restablezca oficialmente su relación de Antiguo Pacto con Dios? El estudio de la naturaleza humana nos dice que mientras que las personas típicamente se apartan gradualmente de sus creencias, no vuelven a ellas de la misma manera. Usualmente, algún evento o cambio externo, generalmente de tipo catastrófico, tiene que suceder para que las personas se vuelvan rápidamente. Y así será para Israel.
Y recuerden, debe de ser un retorno al Antiguo Pacto porque se encuentran a siete años de completar el tiempo que Dios les ha permitido, y la única razón por la que necesitarán un Templo es por el propósito de la adoración del Antiguo Pacto. Si es el Rapto de la Iglesia lo que llama su atención entonces estarán motivados para entrar en una relación de Nuevo Pacto en vez de retornar al Antiguo Pacto. Algo más debe de suceder. Y sucederá.
Un evento inesperado que amenazará la misma existencia de Israel está por llevarse a cabo pronto y Dios lo usará para traerlos corriendo como una nación a Él terminando así un distanciamiento de 2000 años. Este evento no será uno prolongado que cause que lentamente lleguen a la conclusión de que están condenados y los lleve a ponerse de rodillas en un ruego desesperado pidiendo ayuda. En vez de eso, será un evento orquestado y ejecutado por el mismo Dios con el propósito específico de abrirles los ojos espirituales que han estado cegados desde ese primer Domingo de Ramos. Sucederá tan rápido que nos se darán cuenta de lo que ha sucedido hasta que todo haya terminado.
Dios va a hacer que una coalición de las fuerzas enemigas ataque sin previo aviso en tal cantidad que parecerá como si una nube cubriese toda la tierra, y cuando lo hagan, Él los va a diezmar con lluvias torrenciales, piedras de granizo y azufre ardiente. Luego Él va a sembrar tal confusión en los rangos militares que estos se van a volver unos contra otros. Cuando eso termine habrá tantos cuerpos muertos que le tomará a Israel siete meses para poder enterrarlos.
Por supuesto al evento que me estoy refiriendo es la Batalla de Ezequiel 38-39. En cuatro ocasiones durante la profecía de Ezequiel de esta batalla, el objetivo del Señor queda claro. Ezequiel 38:23, 39:7, 39:22, 39:28 nos dicen que Su propósito es mostrarle Su grandeza y santidad a Israel y a las naciones para que Israel sepa que Él es el Señor su Dios. Este es el evento que hará que Israel llegue a la reconciliación nacional con Dios y lanzará los restantes siete años del Antiguo Pacto.
Hoy en día parece que hay un deseo creciente entre algunas personas en Israel para tener un Templo. Pero si ustedes leen entre líneas se darán cuenta de que ese es un movimiento nacionalista no espiritual. Sus seguidores tienen la esperanza de que un Templo resalte su derecho a la tierra al demostrar su presencia histórica allí. Pero este movimiento ciertamente no es un reflejo del pensamiento nacional. La mayoría de las personas se dan cuenta del peligro que eso significa.
Pero después de la Batalla de Ezequiel 38, la exigencia para un Templo será un movimiento espiritual que representará a la gran mayoría del pueblo de Israel. Ellos querrán adorar al Dios que han redescubierto y la adoración de un Antiguo Pacto requiere de un Templo. Este no será simplemente un monumento a su pasado sino una necesidad para su futuro. Y con la gran victoria que Dios les habrá dado, ¿quién se atreverá a negárselos? Aún el líder mundial venidero aparecerá como el gran defensor de su causa, fortaleciendo un pacto que les permitirá construir su Templo. Para Israel parecerá como si la paz finalmente habrá llegado.

Una Vez Más

Es triste decirlo pero la Batalla de Ezequiel 38 no dará como resultado la paz permanente para Israel. Ellos descubrirán que han sido engañados por el mismo que creyeron era su gran defensor, acarreando el peor período de persecución que el pueblo judío jamás haya conocido. Y esta vez cuando las naciones extranjeras se movilizan en contra de Israel, no será una simple coalición regional. Zacarías 12:3 dice que todas las naciones de la tierra se van a alinear en contra de Israel. Esta vez Israel va a conocer anticipadamente cuál va a ser su suerte y así se arrastrarán a Dios por ayuda (Oseas 6:1-2).
Esta vez Dios no va solamente a colocar Su firma en Sus armas de lluvia, granizo, terremotos y fuego que Él puede enviar desde lejos. Tampoco va a sembrar confusión en las mentes del enemigo para que se derroten entre ellos mismos. Esta vez Él va a llenar el cielo con los ejércitos celestiales, con Su Hijo a la cabeza. El Hijo va a matarlos a todos con la Palabra de Su boca. Esta vez ellos no van a pasar varios meses enterrando a los muertos. Esta vez las aves van a devorar los cadáveres (Apocalipsis 19:11-21).
Esta vez será diferente porque esta vez no será solamente el Padre al que ellos reconocerán. Esta vez será también al Hijo (Zacarías 12:10). La reconciliación finalmente se habrá completado y la Era del Reino dará inicio. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 08/09/12.


Título Original: Why Ezekiel 38 Will Precede Daniel 9
Traducido por Walter Reiche B

viernes, 7 de septiembre de 2012

Salmo 129

Mucho me han angustiado desde mi juventud, puede decir ahora Israel; Mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí. Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos. El Señor es justo; cortó las coyundas de los impíos.

Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion. Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes que crezca; de la cual no llenó el segador su mano, ni sus brazos el que hace gavillas. Ni dijeron los que pasaban: Bendición del Señor sea sobre ustedes; Los bendecimos en el nombre del Señor.

Como el árbol del olivo, Israel no puede ser destruido. Durante tres mil años los enemigos de Israel han llegado en varias formas y en numerosos momentos, pero el resultado siempre es el mismo. Eventualmente, el enemigo es derrotado e Israel permanece. Y no debido a su propia fuerza, sino que es debido a la promesa de Dios.
Este es un buen modelo de nuestra batalla con nuestro enemigo. Debido al amor que nuestro Señor nos tiene, siempre podemos salir victoriosos también. “Yo les daré la victoria sobre los enemigos que ustedes escojan enfrentar,” le dijo el Señor a Josué (Josué 10:25). “Resistan al Diablo, y huirá de ustedes”, nos dice (Santiago 4:7). Debido a que nuestra victoria fue asegurada en la cruz, solo tenemos que enfrentarnos a nuestro enemigo para poder lograrla.
En mi carrera como consultor en negocios generalmente dirigía a los gerentes de las compañías que se encontraban en vías del fracaso, a través de una serie de ejercicios diseñados a estimular su creatividad. Comenzaba por preguntarles que se imaginaran qué gran logro obtendrían si supieran que el éxito era inevitable. El propósito de esta serie de instrucciones era para ayudarles a ver que las soluciones a sus problemas son internas y no externas, y se pueden encontrar al enfocar el poder de sus mentes en las posibilidades del éxito en vez del fracaso. Muchas compañías son rescatadas así de una posible quiebra cuando sus gerentes se dan cuenta de que en la mayoría de los casos sus problemas pueden cambiar los resultados.
Pude aprender este principio de uno de los grandes científicos del comportamiento de todos los tiempos, el Apóstol Pablo. Él dijo, “En cuanto a la pasada manera de vivir, despójense del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renuévense en el espíritu de su mente, y vístanse del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24). Hace 2000 años, él sabía que podemos cambiar nuestras vidas al cambiar nuestra manera de pensar.
Cuando dirigía a estos gerentes a través de esos ejercicios, les pregunté que se imaginaran que podían realizar cualquier cosa sobre la que pusieran su mente. Tenía que hacerlos imaginar esto porque todos sabíamos que el éxito no estaba garantizado. Y algunos de mis clientes, a pesar de poner sus mejores esfuerzos, fueron a la quiebra de todas maneras.
Pero con los creyentes eso no es así. La advertencia que nos hace Pablo no se basa en la fantasía porque nosotros tenemos una ventaja gigantesca en nuestras vidas personales, que las personas en el mundo de los negocios no tienen. Nosotros tenemos la promesa del Dios Altísimo, Creador del Universo, que podemos ser nuevos en las actitudes de nuestra mente y, por lo tanto, podemos ser una nueva creación, para ser semejantes a Dios en la verdadera justicia y santidad.
Ya no somos más esclavos de las circunstancias, o del trasfondo, o de la manera como fuimos criados, o de los hábitos y actitudes que hemos recogido a lo largo de nuestras vidas. Nosotros podemos ser hechos nuevos en nuestra mente y en nuestra realidad, porque se nos ha dado el poder regenerativo del Espíritu Santo de Dios. Es “la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero” (Efesios 1:19-21).
Como el árbol del olivo y como Israel, somos indestructibles. Ninguna artimaña del enemigo espiritual en contra nuestra puede prevalecer. Se nos ha prometido la victoria sobre cada enemigo que escojamos enfrentar. En cualquier sitio en donde ese enemigo aparece ya sea en la forma de una adicción, un estilo de vida, una emoción o un mal deseo, en el poder de Dios lo podemos resistir y el diablo huirá de nosotros. Garantizado.